11 Viviendas sociales en Palma
Arquitecto: Carles Enrich Studio
Fotografías: Adriá Goula
El proyecto se ubica en una parcela estrecha y de dimensiones reducidas, en el barrio de El Coll d'en Rabassa, justo en el límite del municipio de Palma.
Con el objetivo de completar el tejido urbano irregular y dar respuesta a la emergencia climática, la propuesta plantea la construcción de once viviendas que se integran en el lugar adaptándose a las preexistencias.
Las viviendas en planta baja cuentan con patios con pavimento permeable, mientras que las viviendas de planta primera disponen de terrazas. Las unidades residenciales están diseñadas bajo un concepto espacial no jerárquico, eliminando áreas de circulación y maximizando la superficie útil. Se han definido tres tipologías básicas: de uno, dos y tres dormitorios, con distintas variaciones.
Se apuesta por la versatilidad y la convertibilidad permitiendo que la mayoría de los espacios tengan usos intercambiables, excepto las cocinas, que se ubican junto a los baños para minimizar la longitud de las instalaciones.
Las viviendas están diseñadas para adaptarse al cambio climático mediante estrategias pasivas propias de la arquitectura vernácula. Se garantiza la ventilación cruzada en todas las estancias a través de aberturas en fachadas opuestas y lucernarios de las escaleras que actúan como colectores solares y disipadores térmicos. El retranqueo volumétrico en la fachada oeste ayuda a sombrear las viviendas en su orientación más desfavorable.
El proyecto propone una estandarización de soluciones constructivas y dimensiones facilitando su construcción mediante la prefabricación de algunos elementos, como los forjados de madera. La selección de materiales responde a criterios de proximidad, durabilidad, eficiencia económica y bajo impacto ambiental.
La estructura se compone de muros de carga de bloques cerámico mallorquines formando una retícula de espacios iguales de 10 m2 y unas crujías técnicas que albergan las escaleras, baños y chimeneas solares. La fábrica de mampostería incorpora perforaciones verticales rellenadas con tierra procedente de la excavación para mejorar la inercia térmica y el aislamiento acústico entre medianeras.
Los forjados prefabricados se apoyan sobre una viga perimetral de madera laminada, que resuelve los dinteles de los pasos interiores y de las aberturas en fachada, permitiendo el desmontaje en seco y el futuro reciclaje de todas las particiones horizontales. Una capa de compresión de 5 cm y un pavimento de hormigón pulido completan los forjados, garantizando el aislamiento acústico entre plantas.