Conversamos con Begoña de Abajo Castrillo y Carlos García Fernández, los directores del estudio de DABG / deAbajoGarcia para conocer su trayectoria y visión de la arquitectura a través de sus proyectos más recientes.
¿Quiénes componen el estudio?
Los dos somos arquitectos por la escuela de arquitectura de Madrid, y máster por la universidad de Columbia en Nueva York, donde nos conocimos en 2013 gracias a las becas Fulbright que ambos disfrutamos.
Además, somos doctores arquitectos y profesores en el Departamento de Proyectos de la UPM.
DABG es un estudio pequeño, que en ocasiones cuenta con colaboradores, pero por lo general trabajamos asociándonos para montar equipos mayores, participar en concursos y desarrollar proyectos, especialmente aquellos de mayor escala o impulsados desde las administraciones públicas.
Actualmente lo componemos nosotros dos y nos asociamos con compañeros como Jesús Lazcano e Irene Campo -con quienes formamos “EVE / Espacio Vacante Estudio”-, Jerónimo van Schendel, Héctor Fernández Elorza o los compañeros de Begoña en la ETSAM, Almudena Ribot, Diego García-Setién y Enrique Espinosa, con quienes también sumamos fuerzas para determinados concursos vinculados a las investigaciones que desarrollamos desde la academia.
Nos gusta pensar que estas redes de colaboración nos permiten tener mayor potencia y alcance, y sobre todo, vincular nuestro trabajo a nuestras investigaciones e inquietudes más formales en la academia, ya que todos tenemos ese doble perfil docente y profesional.
¿Qué define al estudio DABG?
Nos define nuestra entrada estratégica a todos los proyectos independientemente de su escala. Esta condición estratégica y analítica lleva implícito nuestro interés por los sistemas y organizaciones espaciales de carácter abierto que incorporan el potencial de cambio a lo largo del tiempo. También es característico de nuestro trabajo la atención a las decisiones constructivas, muy impulsadas por las lógicas tectónicas de la industrialización, y especialmente en madera, siempre desde la atención a las condiciones particulares de cada contexto.
También es inherente a nuestra práctica la búsqueda continua por encontrar el equilibrio entre el diseño, la construcción y la innovación en arquitectura, conectando nuestro trabajo profesional con nuestra docencia y nuestras investigaciones.
¿Qué tipo de trabajo realizáis?
La verdad es que nuestra práctica ha ido consolidándose gracias a los concursos de ideas, a pesar de que no hay muchos, y es a lo que más nos gusta dedicarnos. Dentro de ese marco abordamos escalas y proyectos muy diversos, desde la escala urbana de plazas o parques, a edificios públicos, intervenciones sobre preexistencias, o la vivienda. Dentro de esa diversidad de escalas, podríamos decir que destacan cada vez más los proyectos con una importante componente estratégica, donde la aproximación multiescalar y temporal está presente, aunque la intervención construida más directa tenga una dimensión menor.
En paralelo también realizamos proyectos de vivienda unifamiliar, como la Casa Creneas, recientemente terminada, y reformas interiores.
¿Cómo se desarrollan vuestros proyectos?
No es fácil definir un proceso ordenado y también cambia mucho si hablamos de proyectos de concursos o de encargos privados.
En los primeros arrancamos siempre que se puede visitando el emplazamiento, analizando por un lado lo que piden las bases y en paralelo construyendo un atlas de referencias concretas para el proyecto. Estas referencias pueden estar vinculadas a la materialidad, a las estrategias proyectuales, a la tipología o el uso, o ser más abstractas pero inspiradoras.
Con todo ello, solemos salir a pasear para comentar nuestras primeras impresiones y empezar a dar forma a la propuesta. Proyectamos mucho hablando y en movimiento, Carlos dibuja mucho más en sus cuadernos y Begoña hace esquemas escritos que ordenan las ideas.
Cuando tenemos claro uno o varios planteamientos desde donde arrancar empezamos a dibujar en cad, cogiendo la escala de la intervención, entendiendo las posibles dificultades y tratando de organizar todos los parámetros que afectan al proyecto.
Si trabajamos en equipo con más gente no difiere mucho, simplemente buscamos alguna plataforma en la que compartir esas primeras conversaciones, a través de Miro, Whatsapp etc.
En los encargos privados el arranque es similar, pero se cruza con varias reuniones con los clientes, en las que tratamos de escucharles y entender bien lo que necesitan. A menudo arrancamos con más de una línea de proyecto, para entender mejor los objetivos y descartar opciones a través de la conversación con ellos, nunca unilateralmente.
¿Qué destacaríais de los últimos proyectos?
Una condición compartida de los últimos proyectos es la dilatación en el tiempo, cada proceso se ha alargado varios años desde el premio del concurso o el encargo, hasta la ejecución de la obra, y en el caso de las obras, desde el inicio hasta su recepción, con infinitos imprevistos y contingencias por el medio.
Pero quizás esa no sea una virtud a destacar. Como condición a destacar de los últimos proyectos diríamos una mayor consciencia por la repercusión medioambiental de las propuestas, la condición transescalar de los proyectos y su imbricación en un contexto expandido amplio. Últimamente hemos aprendido mucho de las conversaciones con paisajistas por un lado -la gestión de los recursos, especialmente el agua, y los ciclos naturales de un ecosistema- y con industriales por otro -las lógicas de la eficiencia, la gestión, el valor de lo construido al incorporar el factor tiempo no solo en cuando a uso sino también en cuanto a material y activo.
¿Qué proyectos tenéis sobre la mesa hoy?
El proyecto más especial que sigue abierto en el estudio desde hace ya varios años es la Reforma, ampliación y adaptación a nuevos usos del Mercado Nacional de Ganados de Torrelavega, que nos encargaron tras ganar Europan 14 junto a Jesús Lazcano e Irene Campo. Hasta ahora hemos desarrollado un Plan Director, y los Proyectos Básico y de Ejecución de la primera fase, pero estamos pendientes de que se licite la obra, que por la inversión que supone y los cambios políticos se está alargando mucho en el tiempo.
Además, acabamos de terminar una vivienda unifamiliar en Pinto de la que estamos muy orgullosos porque ha supuesto un gran reto sacarla adelante, en el contexto económico en el que se ha desarrollado, con subidas de precios desorbitadas. La casa, a pesar de su pequeña escala, recoge temas que nos interesan por su sistema constructivo y su estructura, que apoya solo un 50% en planta y el resto cuelga, como respuesta a las condiciones del terreno, con presencia de agua subterránea y mucho arbolado que queríamos respetar.
En obra iniciamos en los próximos meses otra casa también en Pinto, que nos ha llegado gracias a la primera, y que de nuevo lleva varios años de retraso por las subidas de precios. La realidad es que nunca hemos tenido un encargo que no vaya justo de presupuesto.
En paralelo estamos continuamente buscando concursos, el último que hemos hecho ha sido el del recinto ferial de San Fernando de Henares, que hicimos junto con Héctor Fernández Elorza y por la que recibimos una mención en la segunda fase.
Además, hay otros proyectos que nos motivan, que no están directamente vinculados a la obra pero que impulsan y complementan nuestro trabajo. Estamos arrancando un corto documental junto a Jesús Lazcano y la productora y directora de cine Andrea Jaurrieta, sobre la historia menos conocida de la construcción del Umbráculo de Cercedilla.
¿Qué proyecto os gustaría hacer?
Si respondemos con realismo y a corto plazo, nos encantaría construir el proyecto de Torrelavega y seguir desarrollando las siguientes fases.
Si te damos una respuesta más ensoñadora, nos ilusiona fantasear con un proyecto de emprendimiento que consiste en construir prototipos de estructuras habitables para alojarse en el medio rural, y que nos permitiría especular y testar soluciones industrializadas, impulsar una cierta economía local y proyectar desde la experimentación constructiva.
En realidad, la respuesta más sincera es que nos gustaría construir, lo que sea, con buena calidad, con sistemas industrializados que incorporen madera, y que definan espacios flexibles y apreciados por los usuarios.
¿Qué relación tienen vuestros proyectos con la nueva materialidad?
Si por nueva materialidad entendemos aquella que atiende a la emergencia climática, a la circularidad en la construcción y a la reducción de emisiones, diríamos que ningún proyecto puede no estar relacionado con ella.
A nosotros nos han interesado desde siempre las lógicas de la industrialización, los proyectos sistemáticos cuya genética admite cambios y transformaciones, y la madera como material ideal para reducir emisiones, para proyectar desde los componentes, y para confiar en la posible reorganización de las partes y sus segundas vidas, para integrar la última tecnología, y para pensar de manera transescalar en la repercusión de todo lo que construimos.
A su vez, podemos decir que esta nueva materialidad nos mantiene muy activos, aprendiendo cosas nuevas continuamente, abordando más complejidad si cabe en cada proyecto, con la ambición de responder a estas nuevas demandas evitando caer en normativas unificadoras y perseguir una nueva estética comprometida y responsable.
¿Qué relación tienen vuestros proyectos con la salud y bienestar de las personas?
Para responder a esta pregunta nos parece pertinente remitirnos a la primera obra que construimos, el Impluvium de Reinosa. Para nosotros fue una suerte poder construir este edificio en unos años en los que se construia muy poca obra pública en España. Sin embargo, el Impluvium no solo nos permitió arrancar el estudio en 2014, sino que nos ha enseñado y demostrado la importancia de las administraciones para impulsar cambios y nos sigue dando alegrías diez años después. El Centro Comunitario ha transformado las dinámicas de los habitantes de Reinosa y queremos pensar que ha mejorado su calidad de vida, programando actividades formativas y de ocio para todas las edades. Una parte importante para que esto haya ocurrido junto con la iniciativa de sus gestores, tiene que ver con la capacidad o potencial que ofrece el edificio para albergar infinitos usos, muchos de ellos inimaginables cuando lo proyectamos. Esa adaptabilidad, apropiación del espacio y personalización es clave para nosotros en relación con el bienestar de las personas.
Más directamente vinculado con la salud, podemos decir que nuestro interés por la construcción en madera, sin ser fundamentalistas ni mucho menos, pero quizás por los sistemas mixtos, nos parece que es el camino para abordar la salud desde la arquitectura.
¿Cuáles son los mayores problemas a los que se enfrenta un estudio joven de arquitectura?
Desde nuestra experiencia, la mayor dificultad está en conseguir encargos, y luego en conseguir que esos encargos estén bien pagados.
La respuesta al primer problema para nosotros pasa por impulsar concursos públicos, muy escasos ahora mismo en Madrid. El segundo tiene más difícil solución.
Encontrar el equilibrio entre volumen de trabajo y personal contratado es muy complicado porque un estudio joven arranca con muchas incertidumbres, no sabes si te va a entrar trabajo en los próximos meses, y de repente se juntan varios proyectos a la vez que no puedes gestionar solo. Es complicado consolidar una plantilla permanente por esas fluctuaciones.
Por ese motivo, nuestra alternativa pasa por asociarnos y unir fuerzas. También es cierto que para nosotros la academia es una parte importante de nuestra estructura de trabajo, que nos permite ser más flexibles en lo que hacemos y entra en el estudio.
Otra dificultad quizá sea la especialización frente al querer abarcar gran diversidad de trabajos. Nosotros hemos optado por lo segundo por las circunstancias y porque quizás el formato concurso nos ha llevado a ello, pero tenemos compañeros que han tenido éxito acotando mucho más el tipo de cliente objetivo y encontrando un nicho de mercado más concreto.
¿Cuáles son vuestros referentes hoy y ayer?
Hoy son infinitos, nuestro imaginario está siempre creciendo, pero podríamos decir que miramos y admiramos mucho los estudios jóvenes de Suiza, Bélgica o Francia. Nos parece que a diferencia de lo que está pasando en España, en estos países se está generando un tejido de estudios jóvenes muy potente, que tiene acceso a construir con las nuevas lógicas mencionadas anteriormente y que son importantes referentes para lo que hacemos. Algunos de los más más recientes son BAST o TEN studio, y otros más consolidados, no tan jóvenes pero que están haciendo cosas muy interesantes incluso por sus estructuras de estudio son 51N4E, AGWA o NP2F por decir algunos…
En cuanto a referentes más consolidados, de nuevo es difícil decir solo unos pocos, aun en activo Lacaton y Vassal, OMA, MVRDV. Siempre nos ha interesado mucho la obra de Richard Rogers o Norman Foster, y de hecho, Begoña trabajó en la oficina de Foster and Partners durante unos años.
¿Qué recomendaciones daríais a los que empiezan?
La arquitectura nos obliga a ser optimistas, no se nos ocurre otra manera de enfrentarnos a ella. Es imposible confiar en nuestro trabajo sin optimismo, porque los tiempos y el esfuerzo invertido en cada cosa que hacemos es infinito, así que mejor pensar que las cosas van a salir y van a salir bien.
Diríamos que se quiten los prejuicios de lo que es mejor o peor, si lo que hacen mejora la calidad de vida de las personas, ya sea construyendo edificios, reformando viviendas, asesorando a empresas o redactando planes urbanísticos, por decir solo algunas de las actividades más evidentes.
Por último, destacaríamos una virtud de nuestra formación como arquitectos, que nos enseña a mirar la realidad de un modo muy particular, que desde dentro asumimos como estándar, pero que desde otras disciplinas se valora especialmente. Por eso les recomendaríamos poner en valor la capacidad analítica y especulativa que tenemos de imaginar otros futuros y otras maneras de hacer, porque es precisamente esa capacidad la que puede permitirles encontrar una oportunidad nueva, un terreno por explorar o un rasgo singular por el que destacar entre la multitud, proyectar la práctica es algo que a nosotros no nos enseñaron cuando estudiamos pero que hoy tiene mucha importancia.