El miedo es algo muy común en las personas. Se trata de una reacción natural o experiencia adaptativa ante situaciones u objetos que implican un peligro real.
La fobia es un temor a esas situaciones o cosas que no son peligrosas y que a la mayoría de las personas no les causa molestias.
Por lo tanto, la fobia social es un trastorno de ansiedad basado en el miedo irracional ante situaciones sociales que involucran el escrutinio ajeno. El paciente se comporta de forma tímida y ansiosa, lo que le dificulta o impide la interacción con otras personas, influyendo en su vida cotidiana.
Tipos de fobia social que existen
La fobia social se puede clasificar en:
- Fobias sociales específicas ante un objeto o situación concreta, que comienzan en la infancia o adolescencia y los síntomas pueden ir disminuyendo a medida que se envejece. Se caracterizan por:
- Preocupación por convertirse en el centro de atención como en cumpleaños o bodas
- Temor a ser observado
- A conocer gente nueva
- Temor a comer y beber en público
- Miedo a hablar en público, incluso entre amigos
- Dificultad para enfrentarse a determinadas situaciones laborales que impliquen realizar reclamaciones a otras personas
- Rehuir de espacios cerrados donde hay gente
- Miedo a situaciones que resulten avergonzantes en público como cantar o leer
- Fobias sociales complejas que tienen un mayor impacto en la vida de las personas y suelen desarrollarse en la edad adulta. Se caracterizan por:
- Miedo patológico a enfrentarse a múltiples situaciones sociales diferentes.
- Experimentan la ansiedad antes incluso de que el acontecimiento tenga lugar, para después reproducir la conversación o la situación en repetidas ocasiones, para ver qué ha podido salir mal convirtiéndolo en una tortura infinita.
- Da pie a la aparición de sentimientos negativos y al fracaso social, aumentando el problema de evitar situaciones sociales futuras.
¿Qué causa la fobia social?
La causa de la fobia social probablemente surge de la interacción compleja de factores biológicos y ambientales. Entre las que se destacan:
- Estructura del cerebro: el cerebro tiene una estructura llamada núcleo amigdalino que puede influir en el control de la respuesta ante el miedo y el consiguiente aumento de la ansiedad en situaciones sociales.
- Hereditarios: los trastornos de ansiedad suelen ser hereditarios.
- Entorno: este trastorno puede ser una conducta adquirida y ser desarrollado después de una situación social desagradable o incómoda. Puede existir una relación entre el trastorno de ansiedad social y los padres que modelan un comportamiento ansioso en situaciones sociales. Son padres más controladores o protectores con sus hijos.
Cómo superar la fobia social
Existen una serie de estrategias que pueden ayudar a superar la fobia social. Entre ellas destacamos las siguientes:
- Cambiar la conducta a través de los pensamientos. Se hace una evaluación del problema para entender que aquello que nos altera o avergüenza no son las situaciones en sí sino que es lo que pensamos de ellas.
- Cambiar el comportamiento aceptando lo que se piensa. Hacer autocrítica de los pensamientos de esas situaciones que nos alteran y así liberar el miedo que causa.
- Dejar de huir. Aprender a enfrentarse a situaciones cotidianas apoyándose en el control de la ansiedad.
- Trabajar la autoestima. Aceptándonos tal y como somos, evitando comparaciones, encajando bien las críticas, no exigirnos demasiado y pensar que podemos con lo que nos propongamos.
- Evitar construcciones de la realidad. Muchas veces los conflictos internos o pensamientos negativos que influyen en la manera de actuar son fruto de nuestra imaginación. Cuando empezamos a sacar nuestras propias conclusiones ante situaciones pasadas o futuras hay que hacer un esfuerzo por pensar en la realidad sin poner adornos.
Cómo identificar la fobia social
Hay una serie de signos que nos pueden indicar que tenemos fobia social, por ejemplo, temer ser juzgado, criticado o que se rían de lo que se diga o haga.
- Pensar siempre en lo peor imaginando situaciones catastróficas que empeoran los síntomas.
- Ser crítico con uno mismo pensando en lo que dirán los demás.
- Pensar siempre en lo que debería haber hecho o dicho.
- Huir de ciertas situaciones que provocan malestar o miedo como salir de casa o hablar con los demás, entre otros ejemplos.