En las últimas décadas, las sociedades occidentales han sufrido un retraso progresivo en la edad a la que las mujeres son madres por primera vez. Buscar estabilidad económica y alcanzar las metas profesionales deseadas antes de tener un hijo; el retraso de la vida en pareja, familias reconstituidas, mayor formación y el empleo de métodos anticonceptivos son algunos de los factores que han influido en esta tendencia. Según los últimos datos de 2021, España se situaba en la primera posición en el porcentaje de nacimientos de madres de 40 años o más sobre el total de nacimientos (10,7%).
Sin embargo, la biología de la mujer no ha variado, por lo que la elección de retrasar la maternidad tiene sus riesgos. Biológicamente la edad ideal para tener hijos es entre los 20 y los 30 años. La fertilidad, tanto en lo relativo a la reserva ovárica como a la calidad de los ovocitos, empieza a disminuir después de los 30 años, decrece significativamente a partir de los 35, y bruscamente al pasar los 40.
¿Qué complicaciones pueden aparecer durante el embarazo?
Durante el primer trimestre de embarazo, las mujeres mayores de 35 años tienen un aumento del 45% de pérdida de la gestación, principalmente por abortos espontáneos y gestaciones extrauterinas. La tasa de gestación extrauterina es de 1,4% a los 21 años, y de 6,9% por encima de los 44.
Durante el segundo y tercer trimestre, hay un aumento en el riesgo de muerte intrauterina, multiplicándose por 2 en mujeres de más de 40 años y por 4 en mayores de 45.
Otras complicaciones que pueden aparecer en mayor proporción por causa de la edad son la diabetes permanente y gestacional, la hipertensión arterial crónica y la asociada al embarazo y los tromboembolismos. También se incrementa el riesgo de cromosomopatías y de crecimiento intrauterino restringido.
Diagnósticos prenatales
Es importante saber que muchas de las complicaciones se previenen con un correcto control prenatal y cumpliendo rigurosamente las indicaciones médicas. Unos buenos hábitos respecto a la alimentación, la actividad física, el sueño o el bienestar emocional son la mejor fórmula para un embarazo saludable a cualquier edad.
Existen formas de conocer los riesgos genéticos a través de diferentes pruebas, unas sin peligro de complicaciones -los llamados diagnósticos prenatales no invasivos-, y otras con algunos, tanto para el feto como para la madre.
La prueba prenatal no invasiva determinará el riesgo de que el feto nazca con ciertas anomalías genéticas, analizando pequeños fragmentos de ADN que circulan en la sangre de la madre. Está indicada para mujeres embarazadas de cualquier edad y puede realizarse a partir de la semana 9 de embarazo.
Las técnicas invasivas permiten completar el diagnostico de numerosas patologías fetales, especialmente de las enfermedades cromosómicas. Las más habituales son la amniocentesis, la biopsia corial y la cordocentesis.