BeAr es una oficina de arquitectura asentada en Bilbao que explora las posibilidades de la arquitectura como práctica discursiva y retoma su actividad en 2021 tras operar desde 2018 como AZAB. Dirigida por Ane Arce e Iñigo Berasategui, sus trabajos cuentan con importantes reconocimientos y publicaciones en medios especializados nacionales e internacionales. Cabe destacar el premio Peña Ganchegui 2019 a mejores Arquitectos Jóvenes Vascos, Premio Egurtek 2020 o reconocimientos varios en Arquia Próxima y BEAU.
Han sido ponentes en distintas universidades, instituciones y congresos. Su obra ha sido expuesta en la Bienal de arquitectura de San Sebastián, Instituto de Arquitectura de Euskadi o la Villa Noailles de Hyères.
Fotografía: Luis Díaz Díaz
¿Quiénes sois?
Definirse es enunciar tus renuncias, visibilizar tus incapacidades.
- en una ciudad ni grande, ni hermosa
- ni especializados, ni especialistas
- ni tradición, ni verdad
- ni modernos, ni nostálgicos
- ni globales, ni globalizados
- ni locales, ni capitalistas
- ni naturales, ni folclóricos
- siempre en la ficción
- siempre desde abajo
- siempre políticos
- belleza
Fotografía: Luis Díaz Díaz
¿Quiénes componen el estudio?
BeAr lo componen Ane Arce e Iñigo Berasategui. El equipo actualmente lo completan Julene Larrea, Carla Demonte y Marta Hinojal.
¿A qué os dedicáis? ¿Qué tipo de trabajo realizáis?
No creemos en la especialización y estamos convencidos de la importancia de la arquitectura como disciplina generalista, esto nos lleva a realizar proyectos de muy distintas escalas y alcances, desde mobiliario hasta parques o museos. Creemos que en los últimos años hay un cierto pudor a enunciar la palabra arquitectura como si ésta viniese acompañada de oscuras connotaciones y se opta por otras aproximaciones al mundo de la creación, desde posiciones parciales que generan productos más rápidos e inmediatos acordes con el acelerado ritmo de la sociedad de consumo. Sin embargo, la condición generalista de la arquitectura es un valor seguro desde el que crear a través de la resolución de problemas reales, que pueden ir desde el cómo sentarse al cómo vivir, objetos, espacios o ciudad de un alto valor estético y perdurable en el tiempo.
Fotografía: Luis Díaz Díaz
Actualmente nuestro objetivo es que todos los proyectos nazcan de procesos de investigación más amplios que nos permitan investigar y trazar caminos paralelos; de esta manera, extraer conclusiones sobre su aplicación y desarrollo construyendo poco a poco nuestro catálogo de acción. Ahora mismo, estamos trabajando sobre nuevos modos de domesticidad, recuperación de paisajes degradados o proyectos curatoriales. Trabajamos para tener más oportunidades en el ejercicio de la investigación, tanto aplicada (tipológica y urbana), como teórica que para nosotros es una parte fundamental de la practica arquitectónica. Por ello estamos construyendo una herramienta paralela RABE que será un espacio físico y teórico de investigación, producción de contenido y debate y exposición en torno a la arquitectura y sus prácticas periféricas, que inauguraremos en Bilbao en septiembre.
Fotografía: Jorge Isla
¿Cómo se desarrollan vuestros proyectos?
Para nosotros la arquitectura es sobre todo belleza. Intentamos que salpique nuestro trabajo que sin ceñirse a una metodología predeterminada sí usa mecanismos que nos ayudan a dirigir los proyectos hacia dónde nos interesa. Podemos resumir que nuestros proyectos son muy discutidos y es esa tensión dialéctica en la que creemos los carga de fuerza y contenido, intentando moverse en ese equilibrio difícil entre el ser oportuno y oportunista, que busca construir enraizado a su momento, para desde ahí perpetuarse en el tiempo.
Fotografía: Luis Díaz Díaz
¿Qué recomendaciones darías a los que empiezan?
Hay retos imprescindibles y trascendentales que abordar en los que la arquitectura tiene mucho que decir. Por ello no perderse en herramientas, programas o sellos vacíos. Mirada lejana, mente abierta y compromiso férreo.
Fotografía Portada: Helena Goñi