¿Cómo afecta el tabaco a los pulmones de un fumador?

pulmones fumador

El tabaco es un producto vegetal formado por varias hojas de varias plantas, sobre todo de la nicotiana tabacum. Su comercialización es legal en todo el mundo, aunque con restricciones en muchos países.
La OMS califica al tabaco como una droga, dado que es una sustancia que al introducirse en el organismo altera el sistema nervioso central del individuo, siendo susceptible de crear dependencia, ya sea física o psicológica.
Los cigarrillos de tabaco contienen más de 4.000 elementos químicos y al menos 400 con efecto cancerígeno. Al quemarse, el calor descompone el tabaco, produciendo numerosos venenos.
El tabaquismo representa un elevado porcentaje de muerte por cáncer, siendo dos veces  más elevada que la de los no fumadores.
Entre los efectos negativos destacamos:

  • Cáncer de pulmón
  • Cáncer de boca, faringe, laringe, esófago, estómago, colorrectal, páncreas, cérvix, riñón y vejiga
  • Leucemias mieloides agudas
  • Enfermedades pulmonares como bronquitis crónica y enfisema pulmonar
  • Riesgo de enfermedades cardíacas, vasculares y aneurismas
  • Enfermedades reumáticas
  • Deterioro de la función inmunitaria
  • Riesgo de padecer diabetes 

Cómo se ven afectados los pulmones con el tabaco
El tabaco actúa a través de distintos mecanismos produciendo inflamación y daño pulmonar.
Se han identificado al menos 98 sustancias en el humo del tabaco tóxicas a nivel pulmonar, siendo las más dañinas los oxidantes, la acroleína, el formaldehído, el óxido de nitrógeno, el cadmio y el cianuro.
El tabaco afecta a los pulmones:

  • Cáncer de pulmón: fumar provoca entre el 85% y 90% de los cánceres de pulmón. Es uno de los más frecuentes y el de mayor índice de mortalidad. Además, el riesgo se extiende también a los fumadores pasivos, siendo similar a los fumadores de uno o dos cigarrillos diarios. 
  • EPOC (Enfermedad Pulmonar Obstructiva Crónica): se trata de la principal enfermedad pulmonar vinculada al tabaco. La EPOC se desarrolla de manera gradual con manifestación de algunos síntomas hasta que la destrucción, de aproximadamente la mitad de los pulmones, comienza a provocar incapacidad respiratoria de forma irreversible, pudiendo ocasionar la muerte.

Los síntomas de la EPOC son el enfisema o pérdida de elasticidad de los pulmones y la bronquitis crónica que produce inflamación y tos productiva o esputos.

¿Es posible limpiar los pulmones después de dejar de fumar?
El abandono del tabaco produce efectos casi inmediatos y, el riesgo de padecer cáncer va disminuyendo progresivamente.
La tos disminuye así como la dificultad para respirar. Los pulmones aumentan su capacidad para controlar la mucosidad, limpiar los pulmones y reducir las infecciones.
A las 24 horas de dejar de fumar se ha eliminado el monóxido de carbono del organismo y los pulmones comienzan a trabajar para eliminar el alquitrán y restos de componentes nocivos.
Pasados 10 años, el riesgo de padecer cáncer de pulmón disminuye considerablemente.
Podemos ayudar a limpiar los pulmones siguiendo ciertas recomendaciones:

  • Incorporar hábitos saludables: consumir mucha fruta y verdura ricas en vitaminas y antioxidantes.
  • Realizar ejercicio físico: como Pilates o yoga, dado que ambas se basan en la respiración como elemento fundamental mejorando el estado de los pulmones.
  • Asegurar una buena hidratación: con el fin de eliminar toxinas y favorecer la eliminación de la mucosidad.
  • Respirar un aire limpio y sin irritantes: evitando los productos de limpieza o químicos, polen, contaminación, etc.

Los efectos de la nicotina en nuestro cuerpo
La nicotina produce un aumento de la frecuencia cardiaca y respiratoria. La nicotina produce un síndrome de abstinencia muy bien definido caracterizado por malestar general, estado anímico depresivo, irritabilidad, insomnio, inquietud, dificultad para concentrarse y aumento del apetito.
Potencia los efectos por exposición a ciertos tóxicos como el plomo, benceno o mercurio. Provoca alteraciones en el olfato, gusto y también en la memoria y estado de vigilancia.
Cuando encendemos un cigarrillo, se produce una aceleración del ritmo cardiaco, frecuencia respiratoria y subida de la tensión arterial, lo que conlleva a una elevación del tono del organismo.
Cuando la persona inhala el humo, la nicotina actúa sobre el cerebro de manera inmediata, produciendo una sensación de recompensa para la persona que deriva en adicción.
Además, fumar produce mal aliento, color amarillo de los dientes, mal sabor de boca, pérdida de sabor de algunos alimentos, mal olor de ropa e incluso del hogar y deja manchada la piel de los dedos y manos de color amarillento.