Cuando nos sacamos el carné de conducir nuestras dos principales preocupaciones son, primero, aprobar el examen teórico y segundo superar si es posible a la primera, el examen práctico. Y ninguna de las dos son tarea fácil y más, cuando contamos con la presión de que se trata de un proyecto que supone un esfuerzo para la economía del hogar y que muchas no contamos con el tiempo necesario para dedicarle a ello. Lo que muchas veces no tenemos tan en mente es ese otro examen que también tenemos la obligación de pasar: el examen psicotécnico.
Esta revisión a la que nos debemos someter consta de diferentes pruebas que lo que buscan es valorar las condiciones físicas y psíquicas que tiene el futuro conductor para poder conducir un coche.
Las pruebas más comunes que se suelen realizar son, por ejemplo, una revisión oftalmológica para analizar la capacidad visual, audiometría para conocer si no se cuenta con algún problema auditivo, pruebas de movilidad de coordinación.
Además es muy habitual que hagan un pequeño cuestionario para saber antecedentes de enfermedades, hábitos, costumbres como consumo de alcohol, si se fuma, alergias, tipo de trabajo que se desempeña… Una serie de preguntas con las que intentan dibujar un pequeño perfil psicológico de la persona.
Después de la valoración del médico te comunicarán si eres apto o no para conducir un vehículo y podrás seguir con el resto de trámites. A la hora de hacer la renovación de carné, también hay que pasar por estas pruebas que una vez más validen si estamos capacitados para conducir o no.